martes, 3 de julio de 2012

CENEVAL y algo más...

Quiero emitir una opinión sobre los exámenes de opción múltiple, haciendo especial énfasis en el examen CENEVAL y su formato. Para esto me permitiré abusar de la información, comentarios, opiniones y expresiones de algunos compañeros que lo han realizado.

Este tipo de examen, se supone que comprueben los conocimientos, habilidades características profesionales que han alcanzado durante su formación; los comparen con el perfil referencial del examen; obtengan una constancia del logro alcanzado expedida por un organismo externo, el Testimonio de Desempeño Académico Satisfactorio o el de Alto Rendimiento Académico (los cuales podrán integrarse en el curriculum vitae), e incluso titularse en las instituciones cuya reglamentación lo permite.

Personalmente pienso que este tipo de examen no cumple con su función, puesto que cualquier tarado, bueno no, me referiré de otra forma ya que, inclusive los animales, carentes de raciocinio (se supone que esta es la gran diferencia entre humanos y animales) pueden memorizar respuestas, mediante estímulos. Por consiguiente, hago así la comparación de estos exámenes que cuentan con opciones múltiples y afirmo qué, no es primordial no promueve racionalizar, pensar, repensar, dejar de pensar, discernir, comparar, comprobar, abstraer, imaginar, y mucho menos hacer uso correcto de sus habilidades mentales, ni de sus conocimientos profesionales y personales, pues lo único que necesita es memorizar respuestas; salidas.

¿Cómo pretenden que el valor que se le da a estas evaluaciones sea justo y refleje la realidad? Mostrar todas estas cualidades antes mencionadas no pueden ser medidas en numero. Lamentablemente para posicionarte dentro de la sociedad, es necesario asignarte un valor, y no precisamente a las personas, sino, como dije antes, a sus cualidades. Estos exámenes solo sirven para poder obtener de manera fácil y engañosa un grado superior.

No nos engañemos, la mayoría de nuestros compañeros con promedios magníficos, buscaron la salida fácil, “el maestro barco”, el menos exigente, el temeroso de reprobar, la maestra habladora, la que hace los mismos exámenes cada semestre. Inclusive otras formas tan conocidas fuera del salón, soborno (de cualquier tipo), favores mutuos, etc. Pero cuantos de ellos se merecen realmente su promedio superior a 90. Deben de tener en cuenta que una calificación de 100 es perfección, y nadie es perfecto, ¿realmente se merecen la calificación que tienen? siendo realistas, no.

Es necesario cambiar los sistemas de evaluación a los que estamos condicionados, pues no muestran la realidad de nuestras capacidades, habilidades y cualidades. Eliminar los exámenes departamentales en los que “cualquiera con buena suerte” obtiene 80, y cualquier genio en un mal día puede reprobar. Esto mismo sucede con “el CENEVAL”.

Lamentablemente falta mucho para que eso pase, porque, admítanlo, es demasiado cómodo y gratificante tener buena suerte como para saber quienes realmente somos. Cuestión de salir fuera del estado de confort que nos provee, la mayoría de las veces lindas mentiras y entrar en un ambiente diferente para ver de que estamos hechos y bajo que circunstancias somos mejores.

Por ultimo, quiero aclarar que esto es solamente una nota, una simple opinión basada en hechos reales, de amigos propios y no he realizado un estudio profundo, solo emito lo que ya se sabe pero no se dice.

PARIS