¿Quién nos
rescatará de la seriedad? (Horacio Oliveira).
En este libro, Kundera traza dos líneas que se entrelazan discontinuamente
para explicar la insignificancia. En la primera, participamos de las relaciones entre un grupo
de personas, (Alain, Ramón, Calibán, Charles y D´Ardello) cuyas vidas parecen
estar conectadas por eventos que son extraordinarios si se les toma
individualmente, y que sin embargo resultan insignificantes para la totalidad
de la historia. En la segunda línea, “conocemos” a Stalin y a sus allegados
gracias a una serie de anécdotas sacadas de un libro que comparten Charles,
Alain, Ramón y Calibán.
Ambas líneas se van alternando para explicar la tesis central
del libro: que la insignificancia es la esencia de la existencia. Valiéndose de
Kant, de Hegel, de Schopenhauer, de Stalin y de una serie de situaciones
absurdas (hay que recordar que la risa proviene de sentirnos superiores al
absurdo), el autor dibuja lo que considera el cambio más importante en lo que
va del siglo.
En el siglo pasado, muchos intelectuales se dieron cuenta que
ya no era posible subvertir el mundo, ni remodelarlo, ni detener su pobre huida
hacia adelante. Sólo había una resistencia posible: no tomarlo en serio. En
este siglo, nuestras gracias han perdido su efecto, hasta el punto en el que
una simple broma puede volverse peligrosa, sobre todo para los esclavos de la
verdad que definen y explican el humor sin poder reírse. Para Kundera, estamos
ante el crepúsculo de las bromas, en la era de la post broma, donde se niega al
individuo y se le diluye en explicaciones moralistas y universalistas.
Milan Kundera es un escritor checo nacionalizado francés, nacido en 1929. Su padre fue un importante musicólogo y pianista que se desempeñó como director de la Academia de Música en Brno. Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) trabajó como comerciante y músico de jazz, y posteriormente cursó estudios de musicología, cine y literatura, y estética en la Universidad Carolina de Praga. Luego de graduarse, en 1952, se desempeñó como profesor asistente y más tarde en la Facultad de Cine de la Academia de Praga de las Artes Escénicas dictó diversas conferencias sobre Literatura mundial.
En 1948, Kundera se unió al Partido Comunista. No permaneció mucho tiempo en él, pues en 1950 fue expulsado debido a las tendencias individualistas; a partir de ese entonces el joven escritor de 19 años trabajó como traductor y ensayista. Tras la entrada, en 1968, de los tanques soviéticos, bajo la bandera del pacto de Varsovia, la situación se fue complicando para los autores checos, haciendo que únicamente se publicasen, con enormes tiradas, las obras que siguiendo las rigurosas consignas del « realismo socialista». Kundera fue despedido de su puesto de profesor en la Academia de cinematografía, sus obras se hicieron prohibidas, retiradas de las librerías y bibliotecas, y sus nombres desaparecían de los manuales de literatura. Al final, harto de tal situación, el escritor cogió el coche y algunos libros y con su mujer se marchó finalmente de la entonces denominada Checoslovaquia, con destino a Francia donde publicaría en ese idioma algunas de sus obras más representativas, El libro de la risa y el olvido (1979), La insoportable levedad del ser (1986) y la inmortalidad (1989), por citar algunas.
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